Hoy, al levantarme, he sentido más calidez en el clima que en los últimos meses.
He sentido el sol mañanero surgir de las montañas y, con cada uno de sus millones y minuciosos rayos de luz, despertar las casas del pueblo.
Hace un tiempo espléndido; con un cielo uniforme, totalmente homogéneo, celeste, como pintado por un niño de cinco años en un gran plano; con un sol cegándome a conciencia, un sol mágico con todos los colores en cada uno de sus rayos; con la ausencia total de nubes, a las que le podría haber dado forma; con un increíble mar, pasos hacia delante, como vista principal del porche.
De pronto, como quien no quiere la cosa, empecé a bajar los escalones, encontrándome por sorpresa una carta, dentro de una botella, haciéndome sentir como un náufrago:
Si lo lees, es que al fin te has lanzado. Hace tiempo que acabó el otoño; invierno pasó, con su neblina, dejándonos la alegría de la primavera; y ahora toca el fin de ésta, que te pone en contacto con tu mar; el verano.
Me alegra enormemente que hayas bajado esos peldaños, que te hayas decidido a afrontarlo; el tiempo pasa, y no por ello debes estar más triste. Cuando envejezcas, serás feliz por lo vivido, y la melancolía te recorrerá por dentro, por haber perdido lo hecho, sí, pero tendrás una genial experiencia, y una vida en plenitud. ¿No?
Vive, a pesar de que con el verano debas perder ciertas compañías y privilegios; vive, aunque tengas que sortear los obstáculos y miedos; lánzate, puedes hacerlo.
Gracias, gracias mil por lo que vas a hacer, por lo feliz que me hace pensar que vas a seguir tu camino, feliz, con dichas y desgracias; con el equilibrio que, al fin y al cabo, es la sustancia de la vida. Recuerda: si fuéramos perfectos, el aburrimiento y la monotonía devorarían nuestra existencia sin demora.
Tú no eres perfecta; eres justamente el equilibrio que ando buscando, la paz y armonía que la sociedad es incapaz de conseguir, eres el brillo que nos hace falta; no te apagues.
Cada letra hacía más fácil el hecho, más normal y cómodo, me hacían más feliz. Me hicieron sentirme especial, y... se lo agradezco, sí.
Caminé, firmemente por la arena, sintiendo ese como un día cualquiera, y metida en mi universo... ¿por qué hay que tener tiempo, si es tu mundo? No, ni hablar. No iba a estar sometida a las decisiones externas, aunque influyeran en mi vida real. Serían las mejores posibles, sí, pero mi mundo siempre quedaría ahí para refugiarme.
Llegué a la orilla, y me senté, todavía en camisón, que se llenó de barro y salitre.
Había miles de conchas, de todos los colores, e incluso vi algunos pececitos nadando por la orilla; libres.
Ha llegado el verano y, por mucho que esto me entristezca, hay que vivir, con pérdidas o sin ellas, feliz, disfrutando de lo que tienes, y luchando por hacerte un hueco en determinada sociedad; que la gente escuche tus ideas, no te hundas en el infinito océano del fracaso; que no es fracaso quien no logra lo que quiere, sino quien se da por vencido a la hora de lograrlo.
Personas a las que la llegada del verano les deprima, no hacedlo este año. Puede que el aburrimiento y la soledad te hagan delirar, pero fíjate en la gente que disfruta del verano. ¿No quieres ser tú uno de ellos? He dado muchas vueltas a lo largo del texto, aparentemente imbéciles, pero espero que con muchos mensajes positivos. (O a lo mejor el verano me está haciendo delirar)
Que profundo tia o.O XDD
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