sábado, 11 de junio de 2011

Simplemente, tú.

A veces, cuando ríes o lloras, siento que el mundo es tuyo.
Sinceramente, hace tiempo que sé que me controlas, asumido está. Pero, al principio, no sabía que podrías llegar a influir tanto en mí.
Un simple cambio, que desembocó en esto, un sentimiento sencillo e importante, como la vida misma.
Las primeras conversaciones, las primeras bromas y complicidades, los secretos, poco después, y por último, la unificación en un sólo ser.
Eres de esas personas a las que, cuanto más se las conoce, más se las quiere; de compras, confidencias, ilusiones, depresiones, alegrías, o lo que sea, no dejas de sorprenderme con tu genialidad.
Recuerdo esas tardes que tú y yo pasábamos juntas, y pasamos todavía, molestas al separarnos: a veces, estudiando, otras, simplemente por diversión.
Sé como complementas cada minuto de mi vida, cómo me haces sonreír con dos o tres palabras, y cómo haces que la felicidad aflore entre las penas.
Soy consciente de lo que te aprecio, de lo importante que eres para mí, y de que siempre, de cualquiera de las formas, estarás presente en mí.
Puede resultarte exagerado, o precipitado quizá esta Oda a nuestra amistad, pero es realmente así como me siento.
Y sé que quedan muchos momentos, sí, como por ejemplo, el verano, con el sol azotando los diminutos granos de arena, pequeñas piedrecitas empeñadas en freír nuestros descalzos pies; con el mar, gélido tras la horneada, aburridas, riendo por flojera...
El próximo curso también, con sus horas muertas de música, las críticas a ciertas víboras (totalmente despectivo) , leyendo esos libros que tanto odio que leas en horas de clase; con su inglés, rellenando la agenda, supuestamente "laboral", de conversaciones infinitas; o las horas de lengua, que si son iguales que las de este año, no precisan de descripción, tú ya las entiendes.

Podría continuar hasta el infinito, lo sabes, pero para qué repasar infinitamente la "molonguería" de tus actos (no confundas con mongolería), si ya sabes que me parecen maravillosos, increíbles e impresionantes; si ya sabes lo que opino de ti, que eres una maravillosísima persona, que te adoro, y que vales más que cualquier cosa...

Con sinceridad, humildad y totalidad de las palabras, para ti; tú eres tu propio tesoro, no te pierdas.

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